jueves, 13 de agosto de 2015

LOS "TODOONADISTAS"

¡NO NOS QUERÉIS!

Ciertamente, ya ha empezado la campaña electoral para las elecciones del 27 de septiembre y, como era previsible, como en realidad ya se pensó al hacer la convocatoria, el único tema de debate es el encaje o la desconexión. Si Cataluña puede continuar siendo una parte de España o si desea abandonarla. Como era previsible, también, ya han empezado las descalificaciones personales y las acusaciones de traición.Un buen amigo de Madrid, bohemio, heterodoxo y libertino, a pesar de las virtudes que le adornan, ya nos ha anunciado a cuantos no compartimos la visión más rancia de España que nos espera un fusilamiento al amanecer. Joan Rigol, a quien respeto, ha excomulgado oficialmente a todos sus viejos compañeros de Unió Democrática: buscar una tercera vía es debilitar la voz de Cataluña. Raül Romeva ha recibido palos de sus camaradas, de los mismos que le votaron con entusiasmo para llevarle al Parlamento Europeo. Un querido discípulo escribe sin matices sobre “la mayoría social del sí-sí” y abandona sin cautela alguna, a pesar de su deseo de que tras las elecciones reine un diálogo “transversal”, el rigor que le caracteriza en otras actividades. En Madrid, el ambiente anticatalán es irrespirable. Lo lamento mucho. Lo lamento porque yo también soy madrileño. Por razones muy íntimas y por motivos más filosóficos. Soy madrileño como Hemingway, y de Barcelona, Cartagena, Lérida, Alicante y demás ciudades que sufrieron durante la guerra los bombardeos criminales de la aviación germano-italiana sobre la población civil. En Barcelona, pero sobre todo en Vic y en otros lugares perdurablemente carlistas, el ambiente antimadrileño es también irrespirable. Lo lamento, también, mucho, porque Barcelona no se merece la condena de encerrarse en sí misma que algunos reservan para ella.
Continuaré a pesar de todo con mis esfuerzos para promover el diálogo y aceptaré, si recibo la propuesta, una cátedra honorífica y no retribuida en una institución de Madrid. De la misma forma que ya presido una entidad española, escogido por mis consocios del conjunto de España. Y continuaré llamando España a España, sin utilizar el grosero sustituto de “Estado español”, el eufemismo nacional sindicalista de triste recuerdo. Igual de triste que el término “Estado catalán”, asociado a los pelotones uniformados de Dencàs y de Badía. El fascismo del conjunto de España y el fascismo específicamente catalán fueron partidarios de la palabra “Estado” para la denominación de un territorio. Mala señal.
El diálogo entre Castilla y Cataluña es uno de los ejes vertebradores de España y la vía de ofrecer un ejemplo de diálogos bilaterales y multilaterales susceptible de dar fuerza y vigor a la España cervantina y liberal, consciente de su pluralidad.
Pero esto es harina de otro costal Hoy lo que me preocupa es el agotamiento del diálogo interno catalán. Cada vez nos comunicamos menos y cada vez nos tiramos más trastos a la cabeza. Lo más relevante es que ya casi no nos escuchamos, con contadas excepciones procedentes, sobre todo de itinerarios personales ligados al pensamiento. El adversario es el conciudadano que no piensa como tú. Tú, que has llegado a la creencia definitiva de tu vida, aunque este feliz alumbramiento fuera sólo hace dos días. A pesar de los años en que hayan o hayamos sido compañeros de viaje. Ahora ya no: o la adhesión o las tinieblas exteriores y, con ellas, el llanto y el crujir de dientes. Vamos así haciendo más largas las listas de traidores. Me has escrito “deja de nadar entre dos aguas”. Momentos de simplificación y de frases hechas. Quiero un país en el que cada día haya helado de postre… No toleraré que los catalanes modifiquen el régimen de hacienda autonómico… Habla sólo en esta lengua… Habla sólo en esta otra…
A los librepensadores, enemigos del todo o nada; a los federalistas, hijos de Pi i Margall y de su idea de pacto; a quienes no tenemos problemas de identidad y a quienes pensamos que el mundo necesita de todas nuestras fuerzas para frenar a los enemigos de la paz y del progreso, nos molesta que quieran excluirnos del escenario. No nos quieren los de la España calderoniana y aburrida porque ponemos en solfa su modelo de país uniforme. No nos quieren los de la Cataluña vicense y montserratina porque gozamos de un sentido del humor que ellos no han tenido nunca. Unos y otros suspiran porque nos callemos, pero no lo haremos. Entrelazaremos nuestras manos con todos los “terceristas” y llevaremos al Parlamento a electos no dogmáticos, inteligentes, divertidos y negociadores. Gente de diálogo. Capaz de leer a Pla y a Vázquez Montalbán, a Espriu y a Maragall, a Vicens Vives y a Madariaga.
Los “todoonadistas”, si me disculpáis la expresión, no nos queréis, os estorbamos en vuestra guerra particular de exclusiones mutuas. Cada día nos declaráis fallecidos a los terceristas. Y no es verdad. Y tenemos una ventaja sobre vosotros: hablamos siempre en positivo, porque nuestra aspiración es fraternalmente republicana.

Joan Francesc Pont

jueves, 6 de agosto de 2015

USA Y SU SOFT-BANDISMO


La concepción del mundo de los norteamericanos siempre me ha fascinado. Particularmente su visión política. No soy un gran conocedor, adelanto. Y me guío por meras impresiones. No pretendo otra cosa ni mayor alcance. 

Tengo la percepción de que como sociedad se trate de una comunidad con facilidad para ser influida por el bandismo. Un grupo humano, que aunque sumamente variopinto, parece, a tenor de lo que ha demostrado en su historia, fácilmente manipulable por sus clases dirigentes.

Su visión de las relaciones internacionales es claramente bandista y su lema bien podría ser "O conmigo o contra mi". Eso parece indicar por ejemplo la facilidad para poner nombres gráficos a sus enemigos ("El eje del mal", "Los Rojos", etc.) o de personificar históricamente los odios de toda una nación en personas concretas (Fidel Castro, Ho-Chi-Minh, Bin Laden, Gadaffi, Sadam Hussein..). Técnicas ambas de manual de primero de bandismo.

Sin embargo internamente me parecen un país sumamente maduro con tics antibandistas muy envidiables. Por ejemplo me asombra la gestión educativa, social, política e histórica de su guerra civil y me maravilla su sentimiento patriótico por encima de opiniones y adhesiones políticas u orígenes geográficos.

El mas atractivo de los aspectos de su soft-bandismo es para mi su sistema parlamentario, constituido como el europeo por un bipartidismo de dos grandes fuerzas ideológicas en las que se alinean los votantes, pero con varias inmensas diferencias.

En primer lugar el sistema político americano es eminentemente individualista y no tan marcadamente polarizado en dos grupos enfrentados como por ejemplo lo era hasta hace poco en España. Es decir, en Estados Unidos los políticos son individuos en los que los votantes confían a título personal antes que por el hecho de pertenecer a uno u otro partido. No se vota tanto, según tengo entendido, a demócratas o republicanos como al sujeto concreto, quien está alineado en uno u otro partido lógicamente pero lo está por motivos de presentación ante el votante de manera gráfica, organización, busca de apoyos en los lobbies, y , por supuesto, por ideología

En segundo lugar porque está mucho más asentada que en Europa la idea de libertad individual. Un político electo pongamos por ejemplo republicano puede apoyar una iniciativa demócrata y a nadie extraña. Un norteamericano medio puede sin pestañear votar para gobernador de su estado a un político demócrata y para presidente de su país a uno republicano o al revés. Es normal. Y muy maduro desde mi punto de vista. 

En tercer lugar porque los norteamericanos tiene claro que la lealtad se la deben los políticos a sus electores, a su circunscripción, antes que a su partido (que es algo meramente instrumental) y por tanto a veces se dan votaciones críticas (que en España serían tachadas de desleales) contra propuestas hechas por un gobierno de tu mismo color político si crees que van contra los intereses de tus ciudadanos, tu estado, tu circunscripción, etc. No es difícil ver desacuerdos entre personas del mismo partido. La disciplina no opera como aquí entre sus filas (o no tan descaradamente). Allí parece impensable, por ejemplo, una figura asumida y aceptada en España como es la sanción por saltarse la disciplina de partido. Allí no hay que crear figuras artificiosas como la objeción de conciencia para tener que justificar un pensamiento diferente en lo interno. Además no están tan marcadas las lealtades partidarias y los votantes cambian de simpatías con frecuencia más por la persona que por el partido. Allí no se cuenta con el voto de uno de los tuyos porque si. Hay que asegurarselo para sacar una iniciativa política adelante. Hay que negociarlo.


En cuarto lugar me gusta su sistema de primarias (o lo que nos llega hasta aquí de él). Un sistema en el que se sacan los ojos durante la campaña (se sonríen mientras sus fontaneros trabajan para sacar los trapos sucios del otro) y, al día siguiente, muestran lealtad inquebrantable al ganador. Deportivamente.

Maduros para algunas cosas estos gringos.

Y ya

lunes, 3 de agosto de 2015

NO ES VERDAD

No es verdad. El mundo no se divide en vuestros asquerosos bandos. No somos los enemigos mutuos que nos queréis hacer creer. No estamos destinado a enfrentarnos sino a colaborar. O al menos a convivir. No somos unos contra otros.

Habéis fallado. Vuestra sucia visión del mundo no ha ganado. No nos habéis engañado.


Sabemos que somos libres. Pensamos. Podemos ser críticos si queremos. No tenemos porque ser de los vuestros o si no ser considerados oponentes. Podemos ser nosotros -Incluso vosotros podéis ser vosotros- sin necesidad de definirnos por oposición a nadie ni cifrando la amistad o las relaciones humanas en la adhesión ciega a la que llamáis lealtad.


Ni siquiera vosotros, que no entendéis la existencia sin alguien enfrente, sin dividirla en bandos opuestos, sois nuestros enemigos. Solo somos personas que vemos de diferente manera la realidad. o nos gustaría verla. Y nos resistimos a vuestros manejos y manipulaciones. 


Habéis perdido. Hemos ganado.

ALEGATO ANTIBANDISTA

NO NOS SEÑALEIS


No nos dividáis entre buenos y malos, demócratas y antidemócratas, patriotas y traidores... Vuestras líneas rojas las pisamos a diario 


"Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar."
Martin Niemöller
Solo porque no comulguemos ciegamente con vuestro credo, no nos señaléis. Tolerad que alberguemos dudas así como nosotros respetamos vuestras férreas convicciones. Ejerced vuestro derecho a expresar a voz en grito lo que sois sin despreciar el nuestro a preguntarnos en silencio qué somos. En lugar de imponernos vuestra fe, o de empujarnos a los brazos de la opuesta, compadeceos de quienes jamás tuvimos fe alguna. O la perdimos de tanto cuestionárnosla.
No nos etiquetéis solo porque nos traiga sin cuidado qué nacionalidad nos adjudica el documento de identidad. Ni porque cuando suena un himno nacional, cualquiera que este sea, la mano no se nos dispare automáticamente hacia el pecho en alarde de amor patrio. Ni porque el flamear de las enseñas, que a vosotros tanto os conmueve, a nosotros nos deje indiferentes.
No marquéis con la cruz del sufijo '-istas' (independentistas,soberanistasunionistasunitaristasautonomistas,federalistasconfederalistas…) a quienes nos negaríamos a pertenecer a cualquier club que nos aceptase como socios. Preferimos que nos prohibáis el acceso a que luego nos tengáis que expulsar por desafectos.
No nos dividáis entre buenos y malos, entre demócratas y antidemócratas, entre patriotas y traidores, porque las líneas rojas que vosotros os empeñáis en trazar nosotros las pisamos a diario. Y seguiremos haciéndolo. Si organizarais un partido de solteros contra casados, elegiríamos quedarnos en el banquillo.
No nos odiéis. Ahorradnos el rencor de vuestra mirada cuando intentamos comprobar si es oro todo el material que hacéis relucir. Cuando, antes de decidir si embarcamos o no en vuestra nave, nos interesamos por los verdaderos propósitos y habilidades de la tripulación, y también por los riesgos y desventuras que pudiera acarrear tan ambiciosa odisea. Cuando atisbamos negras nubes de tormenta en ese horizonte que vosotros pintáis tan despejado. Cuando, heréticos, osamos poner en tela de juicio que vuestra Tierra Prometida sea realmente el vergel de abundancia y prosperidad con el que soñáis.
No nos asimiléis. Vosotros, cartógrafos de naufragios venideros, tampoco pretendáis enrolarnos a la fuerza en vuestra inconsciente cruzada. No nos convenceréis de que el mejor mundo posible es el que ya nos habéis procurado, pues vuestra es también la culpa de que hoy proliferen trincheras y banderías. Quienes por intereses espurios dinamitasteis los frágiles puentes de la concordia habéis perdido cualquier autoridad moral para enarbolar la bandera de la convivencia. Y mucho os costará recuperarla.

Ni cínicos, ni sediciosos

No nos cataloguéis como cínicos solo porque no acabemos de creernos que los mismos que derrocharon nuestra confianza gobernando un territorio autónomo la restaurarían de regentar un estado independienteNi nos tachéis de sediciosos por defender que los problemas políticos solo se resuelven mediante la política, que las disputas democráticas solo pueden zanjarse a través de votaciones inequívocamente democráticas, legalmente acordadas, con reglas del juego claras y vinculantes para ambas partes en litigio.
En tanto tal cosa no suceda, todos, unos y otros, podéis contaros y recontaros, si así os place, pero con nosotros no contéis; que vuestras cuentas no corran por nuestra cuenta. No queremos ser un número más en vuestra estadística binaria y disolvente.
No nos apuntéis mientras vagamos en tierra de nadie, perdidos en este campo de batalla que tan laboriosamente habéis minado. Eso sí, cuando el fragor de añagazas y amenazas haya cesado, cuando la munición electoralista se agote y llegue la hora de reconstruir cuanto habéis destruido, entonces sí podréis contar con nosotros. Ahí estaremos, sin señalar a nadie.
ENRIC HERNÀNDEZ
Director
Revista LaOpinion
Jueves 30 de Julio de 2015